La emoción más seductora
De las 6 emociones básicas, el enfado nos agrada y disgusta de forma ambivalente.
Por un lado, se desencadena ante lo que percibimos como una amenaza y por ello se ha determinado que la base del enfado es el Miedo. También existe la preparación física para la lucha-huída, discutimos acaloradamente o nos alejamos indignados de la situación.
Por otro lado, se liberan puntual y secuencialmente las catecolaminas, unas hormonas que nos energizan, aumenta nuestra frecuencia cardíaca, aumenta la testosterona (agresividad y actuación) y disminuye la segregación de cortisol.
Bajan nuestras cejas, fruncimos el ceño y abrimos las aletas de nuestra nariz.

Algunos estudios recientes indican que la expresión física y conductual del enfado pretende “negociar” una situación dada, pero no para alcanzar el win-win sino en busca de la resolución “por las buenas o por las malas” a nuestro favor.
¿De qué nos informa el ENFADO?
El Enfado nos indica que se ha traspasado una de nuestras lineas rojas, nuestros límites.
Nuestros Valores
Los valores son la base de nuestro sentido, pensamiento y actuación.
A lo largo de la vida hemos ido integrando una serie de creencias acerca de lo correcto e incorrecto, acerca de la consecución del amor, la seguridad y la libertad, necesarios para la vida humana. Esos conjuntos de creencias y experiencias van construyendo nuestro sentido del YO, nuestra identidad y nuestras líneas rojas.
Los valores tienen un peso enorme y fundamental en nuestra vida y nos ayudan a elegir con coherencia y congruencia así como a delimitar nuestro rumbo en la existencia.
Tus valores marcarán tus decisiones en la vida
Por lo tanto, si alguien o algo maltrata de algún modo esos fundamentos, se desatará en tí el enfado, puesto que lo sentirás como un ataque a tu Self, a tu autoestima, a tu identidad. Una amenaza en toda regla que, aunque no ponga en peligro tu vida (como puede experimentarse con el miedo) si pone en peligro tu idea del Yo.
Catarsis y Represión
Nuestro raciocinio pierde fuerza cuando estamos enfadados y no resulta fácil detenernos ya que, como hemos dicho, nos vamos cargando de energía puntualmente, de forma que el enfado no tiene otro camino que aumentar si no lo manejamos.
La catarsis implica pasar a la acción agresiva y violenta que nos induce el enfado, darle alas al impulso que nos invita a atacar a la amenaza. Esto no es buena idea, ya que un enfado descontrolado, agresivo y furioso puede ser devastador.

La represión, o intento de evitación del enfado, no es más positivo que la catarsis, ya que esa energía y agresividad la dirigiremos a nosotros mismos, en forma de somatizaciones, cargas emocionales o incluso auto lesiones.
Gestionar el enfado
Tratar de evitar enfadarnos es imposible, puesto que las emociones suceden sin que le pongamos consciencia pero, en el caso del enfado, reconocer cómo actúa en nosotros y poder manejarlo es de vital importancia.
Enfadarnos es natural y necesario por lo que el objetivo será aceptarlo, no negarlo y tratar de expresarlo de una forma asertiva y con respeto hacia “la otra parte”.
Para ello recomiendo un sistema de 4 fases:
- Reconocer cuando estamos enfadados y vigilar nuestro termómetro. Saber en qué momento estamos empezando a alzar la voz, insultar, amenazar, perder las formas,… Para ello es necesaria una auto-observación y auto-conocimiento, capacidades que podemos aprender a desarrollar mediante un proceso de coaching conductual o la formación en Inteligencia emocional.
- Retirada. Seguir frente a la “amenaza” sólo provocará aumentar paulatinamente el enfado así que, la mejor opción es alejarnos de la fuente de enfado y buscar un lugar donde recuperar nuestro estado habitual. ¡Importante! No buscar apoyos que “echen más leña al fuego”
- Comprensión. Quizá la fase más compleja, la que nos obliga a respetar que “el otro” tiene sus propios valores y perspectiva de la realidad.
- Retomar o Zanjar. Desde la voluntad de llegar a una negociación real (win-win), comunicaremos asertivamente nuestro enfado y trataremos de llegar a un punto de inflexión que nos permita relacionarnos más satisfactoriamente. Si elegimos zanjar el desacuerdo, el trabajo constará en perdonar los agravios recibidos de manera que no nos creemos una carga emocional de Resentimiento y Rencor con la persona o situación que se traducirá en sed de venganza.

Y tú, ¿Te reconoces capaz de gestionar saludablemente el enfado?
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[…] El Dolor: El dolor tiene muchas caras y probablemente pasaremos por todas ellas: la tristeza, el enfado, la rabia, la culpa, el miedo… Todo ello es natural y necesario así que permítete sentir […]
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